Blog sobre Finanzas Personales, Inversiones, Gestión del Dinero y Libertad Financiera

El macroentorno y el microentorno en tu empresa

El macroentorno y el microentorno comprenden factores que  interaccionan constantemente unos con otros formando ecosistemas que se integran en el complejo entorno empresarial  y que te ayudarán desde antes de comenzar tu negocio y durante el trayecto que recorras como empresario, a valorar las oportunidades que tienes con tu idea de negocio.

Qué es y cuáles son las características de una empresa emergente 

A pesar de la fuerte presencia de las pymes, de las grandes empresas tradicionales  y de su fuerte cualidad dinamizadora de la economía de cualquier país, fue inevitable que se abrieran paso nuevas formas de negocios. Es el caso de las llamadas empresas emergentes.

¿Qué es procrastinar y cómo evitarlo para llevar a cabo tu proyecto?

¿Eres de quienes postergan la realización de determinadas actividades agendadas previamente? Con la seguridad, eso sí, de que al terminar, retomarás lo que tenías previsto; al final, te dices que lo que estás haciendo es también algo que debías hacer y por eso estás convencido de que estás empleando energía en algo útil.

Aun así, a pesar de justificar esas acciones, algo te dice que no debiste hacerlo y que estás perdiendo el tiempo en algo que no era necesario.

Procrastinar no debe confundirse con pereza

El presupuesto familiar: una llave mágica para sanear tus finanzas

Elaborar un sencillo presupuesto familiar, es el primer paso práctico para poner orden en la economía doméstica

No es necesario contar con grandes fortunas de dinero para tener la necesidad de elaborar el presupuesto familiar. Muchas familias piensan que no es necesario porque apenas tienen una modesta fuente de ingresos y sus gastos mensuales son los típicos de cualquier familia promedio, como pagar la renta, las facturas de servicios, alguna escapada al cine, el colegio de los niños, o los gastos del vehículo. Independientemente de la holgura económica que tenga tu familia, necesitas elaborar el presupuesto familiar.

Del mismo modo que ocurre en una empresa, mientras no manejemos adecuadamente la economía doméstica, estaremos incurriendo en graves errores con nefastas consecuencias para nuestros bolsillos (y también para nuestra salud), como las deudas que nos cuesta muchísimo pagar,  y repetiremos una y otra vez la tristemente célebre frase: “no llego a fin de mes”.

Para evitar esos momentos embarazosos, debes poner orden en la economía doméstica y el primer paso práctico para lograrlo es elaborar un sencillo presupuesto familiar. El presupuesto te permitirá llevar las cuentas al día, y te ayudará a no derrochar el dinero; te permite hacer un seguimiento de tus gastos para reducirlos, priorizarlos o eliminarlos en la medida de lo posible; además, si mediante el presupuesto conoces la situación económica de tu familia al día de hoy, estarás en capacidad para hacer mejores previsiones, te invitará al ahorro y a protegerte ante imprevistos como enfermedades, desperfectos en la vivienda, averías del vehículo, etc.

Un presupuesto básico tiene dos columnas: la columna de INGRESOS y la columna de GASTOS. En la columna de ingresos escribirás las entradas de dinero que sostienen a tu familia: salarios, horas extras, ayudas económicas y, en general, cualquier otra fuente de ingreso que tu familia tenga durante el mes.

En la columna de gastos, registrarás todos los gastos mensuales clasificándolos en tres categorías: [1] gastos obligatorios (los que no puedes dejar de pagar y además son fijos); por ejemplo, la renta o hipoteca de la casa, un préstamo bancario que hayas solicitado, las cuotas de la Seguridad Social, o el pago de la comunidad. La categoría [2] corresponde a los gastos necesarios (no puedes dejar de pagarlos, pero puedes reducir el importe de lo que pagas); ejemplos típicos de esta categoría corresponden a las facturas de electricidad, agua, teléfono, gastos de alimentación, vestido y transporte. Como ves, no puedes dejar de incurrir en este tipo de gastos, pero puedes tomar acciones para reducir el importe que pagas. La tercera categoría [3] es la de gastos ocasionales o superfluos. Aquí apuntarás todos esos gastos que puedes eliminar totalmente en caso de que sea necesario, por ejemplo: los gastos de ocio y recreación (alimentación y bebidas fuera de casa, paseos de fin de semana), también los bienes de consumo no imprescindibles, como los equipos electrónicos u otros objetos similares.

Una vez que hayas registrado con sinceridad todos los ingresos y todos los gastos, totaliza ambas columnas y establece la diferencia entre ambas. Si el total de la columna de gastos es mayor que la de los ingresos, no hace falta que te diga (porque ya lo habrás notado) que estás en serios problemas económicos y deberás comenzar cuanto antes a eliminar los gastos ocasionales y a reducir el importe de los gastos necesarios (salvo que estés en condiciones de obtener mayores ingresos). Si por el contrario, la columna de ingresos es mayor que la de gastos, deberás interpretar esa diferencia como tu capacidad de ahorro; de ser así, marca el objetivo de ahorrar por lo menos el 10% de tus ingresos mensuales y comprométete a lograrlo.

Recuerda que el objetivo del presupuesto familiar es hacer que los ingresos cubran los gastos; por eso, cuando vayas a elaborar el presupuesto involucra a la familia para que todos se comprometan con el ahorro y eviten el derroche. El presupuesto te ayudará a identificar y eliminar gastos innecesarios, reducir los gastos superfluos y disminuir las facturas de los gastos necesarios. Para que tengas mayor holgura y el presupuesto sea tu mejor aliado financiero, evita hasta donde sea posible el uso de tarjetas de crédito, cuídate de contraer deudas a largo plazo o con intereses muy altos (sobre todo, los créditos al consumo) y lo más importante, nunca te olvides de la regla de oro: no gastes por encima de tus posibilidades.

Cómo vencer el miedo a perder el dinero

No dejes que el miedo te paralice o te debilite emocionalmente; considéralo como algo necesario y úsalo a tu favor

Quien nunca haya tenido miedo a perder dinero, que tire la primera piedra. Es obvio que a nadie le gusta perder dinero; lo cuidamos como si fuese nuestro bien más preciado, pero conviene reflexionar sobre cómo ese miedo afecta nuestras actitudes.

El miedo a perder dinero es inevitable (tanto para pobres como para ricos); pero más que inevitable, el miedo también es necesario, por lo que no es de cobardes sentir ese temor. La cuestión de fondo no es el miedo en sí, lo que verdaderamente interesa es cómo ese miedo nos afecta emocionalmente; en otras palabras, cómo gestionamos el dinero aun sintiendo miedo. En ocasiones, las personas temen tanto perder que no corren ningún tipo de riesgos, juegan a lo seguro y a la final terminan perdiendo.

¿Cómo manejar la percepción de riesgo, la sensación de pérdida y la experiencia del fracaso?  Uno de los mejores trucos para vencer tu miedo a perder, es replanteando tu concepto de fracaso ¿Qué es el fracaso para ti? Puedes verlo como una tragedia o como un aprendizaje; puedes entenderlo como la señal para abandonar tus anhelos, o visualizarlo como una inspiración para ir incluso más allá de tus sueños. Posiblemente veas el fracaso como un castigo por tu ambición, o quizás prefieras entenderlo como una nueva oportunidad; probablemente lo consideres una derrota, mientras que otros lo ven como el momento para volver a comenzar.

Hay personas que se debilitan ante el fracaso, mientras que otras se fortalecen ¿Cómo y por qué ocurre eso? Básicamente, la diferencia no la encontremos en cuestiones objetivas, como los títulos académicos que has obtenido, el lugar dónde vives, la edad, o la fortuna que posees; la diferencia entre una y otra forma de ver las consecuencias del fracaso está en la actitud, y tu actitud depende de lo que creas.

En términos concretos, el miedo a perder dinero está enraizado con el miedo al fracaso y una de las recomendaciones más prácticas para superar el miedo a perder el dinero es asumir el hecho de que nadie te lo quitará de las manos (a menos que tu lo permitas); el dinero tampoco va a desaparecer por sí solo (salvo que lo tires por la ventana y el viento se lo lleve). En cualquier caso, tu eres el gran administrador del dinero y ya sabes que no hay éxitos sin aprendizajes. Cuantas más habilidades adquieras para gestionar tu dinero, menos aversión tendrás al fracaso y en consecuencia menos preocupación sentirás ante la posibilidad de perder. Recuerda que ningún rico se ha hecho rico sin perder algo de su dinero

En este punto bien vale la pena extraer una poderosa frase del libro Padre Rico Padre Pobre cuyo autor, Robert Kiyosaki, advierte sin tapujos que los perdedores evitan el fracaso, mientras que el fracaso convierte a los perdedores en ganadores. Entonces, no le tengas pánico el fracaso porque tu respuesta natural ante ese temor será no hacer nada (y no por miedo a perder vas a dejar de jugar). Tampoco te conformes con jugar a lo seguro porque aun ganando, de poco te servirá. No olvides que tu tienes la suficiente capacidad para ganar, y si llegas a perder el dinero, no te preocupes porque siempre tendrás las herramientas y las habilidades para encontrar nuevas oportunidades de recuperarlo y recapitalizarlo.

Mi recomendación final: atrévete y nunca pienses en términos de pobreza, porque ella siempre está custodiada por un gran ejército de agobios, miedos y temores.

Tarjeta de crédito asegurada: una buena forma de empezar

Puedes comenzar a construir tu historial financiero, solicitando una tarjeta de crédito asegurada

Si no dispones de un historial crediticio, o si alguna vez te han negado un crédito, es hora de que comiences a pensar en la tarjeta de crédito asegurada. Como sabes, la forma como utilizas las tarjetas de crédito impacta ampliamente en tu historial financiero; por eso, tanto para iniciar con buen pie ese historial, como para reparar y restablecer una situación de crédito algo débil, una buena opción es recurrir a este tipo de instrumento. El crédito de esas tarjetas está asegurado por un depósito que efectúas en una cuenta de ahorro especialmente destinada para tal fin, por lo que el límite del crédito dependerá de la cuantía de ese depósito.

Muchas personas confunden las tarjetas de crédito aseguradas con las tarjetas de débito pre-pagadas (o simplemente tarjetas de pre-pago); éstas funcionan como las tarjetas de débito normales, con la salvedad de que los fondos disponibles han sido cargados con anterioridad. En esta categoría se incluyen las tarjetas de descuento y las muy conocidas tarjetas de regalo.

Con la intención de ayudar a crear hábitos de consumo responsable y contribuir con su seguridad al no tener necesidad de pagar con dinero en efectivo, muchos padres optan por darles a sus hijos las tarjetas pre-pagadas; sin embargo y a diferencia de lo que ocurre con la las tarjetas de crédito aseguradas, la emisión de las tarjetas de débito pre-pagadas no es informada a las agencias de crédito, por lo que la manera como son utilizadas no surtirá efecto en la construcción o consolidación del historial crediticio personal.

Aun cuando en ambos instrumentos los fondos están garantizados, es preferible operar con las tarjetas de crédito aseguradas; en primer lugar, porque además de establecer y manejar tu propio límite de crédito, podrás comenzar a construir un sólido historial financiero, y luego de transcurridos doce meses, muchos bancos te ofrecen la oportunidad de solicitar una nueva tarjeta de crédito sin depósito de garantía.

La estrecha relación entre el riesgo y la rentabilidad

 

Cada alternativa de inversión es única, y el hecho de asumir un mayor riesgo no siempre conduce a una mayor rentabilidad

Cuando vayas a invertir, una de las primeras preguntas que deberás hacerte será: ¿vale la pena invertir? ¿Conviene asumir el riesgo? Una de las valoraciones más importantes para diferenciar una alternativa de inversión de otra, es la combinación del riesgo que vas a asumir con los beneficios o rendimientos que esperas obtener (rentabilidad).

Por regla general, una inversión de mayor riesgo produce mayor rentabilidad. Si no fuese así, dejaría de ser atractiva cualquier alternativa de inversión que reporte los mismos beneficios potenciales que otra con un riesgo menor.

El riesgo está vinculado a la incertidumbre sobre los beneficios que realmente obtendrás al invertir. Puedes ganar más de lo que esperas, menos de lo deseado o, incluso, puedes perder todo el dinero que invertiste. No hay forma de evitar el riesgo porque la rentabilidad nunca estará asegurada.

Cada alternativa de inversión es única porque combina el riesgo con la rentabilidad. Como no todas las alternativas tienen el mismo riesgo, ni la misma rentabilidad, hay dos “leyes” que dicta el sentido común y que deberás considerar al momento de elegir:

  1. Entre dos alternativas con IGUAL RIESGO, debes elegir la de MAYOR RENTABILIDAD
  2. Entre dos alternativas con IGUAL RENTABILIDAD, debes elegir la de MENOR RIESGO

Como ves, no puedes separar el riesgo que vas a asumir con la rentabilidad que esperas obtener, y aunque una inversión de mayor riesgo debiera producir mayor rentabilidad, ten cuidado al momento de decidir porque no hay ninguna garantía de que eso se cumpla. Aceptar un mayor riesgo no siempre conduce a obtener mayor rentabilidad.

El éxito financiero no depende de tu salario

No vive mejor quien más dinero gana, sino quien mejor maneja las finanzas personales para alcanzar sus objetivos

Aunque parezca extraño, un buen salario no garantiza el éxito financiero; tampoco significa un fracaso el hecho de tener un salario bajo.

Controla tus sentimientos para que puedas controlar tu dinero

Mantén el enfoque en tus proyectos y oxigena tu relación con el dinero, desechando pensamientos negativos

¿Estás pensando en pagar tu hipoteca antes de tiempo?

Te proponemos 4 fórmulas para que puedas liberarte de tu hipoteca antes de tiempo

Es muy probable que la compra más grande e importante que hagamos en la vida sea la de nuestra vivienda. Al momento de firmar nuestra primera hipoteca nos emocionamos por haber alcanzado una meta; celebramos ese acontecimiento con toda la familia, sin pensar siquiera que estamos contrayendo una obligación financiera que deberemos honrar durante toda la vida, y pagando mucho más que su costo.

Al principio, no hay mejor sensación que tener las llaves de una vivienda propia; con el paso del tiempo, esa sensación se desvanece y es reemplazada por el deseo de librarte de tus deudas; lo cual no es nada descabellado, porque el simple hecho de reducir los gastos por concepto de intereses sobre la deuda ya es una forma de ahorrar; además te sentirás emocionalmente seguro, no le debes nada al Banco y ahora sí puedes decir que la vivienda es completamente tuya. Esa seguridad es una de las mayores ventajas de pagar tu hipoteca antes de tiempo, aunque tengas que pagar ciertos gastos por cancelarla anticipadamente. Si tienes una hipoteca y estás de acuerdo con lo que estás leyendo, quizás sientas un impulso desenfrenado para liberarte de tu hipoteca cuánto antes, pero antes de hacerlo conviene que primero te libres de las deudas con mayores intereses (por ejemplo las tarjetas de crédito o los préstamos al consumo), construyas un fondo de emergencia (mínimo para satisfacer los gastos de 3 meses de vida), y revises tu plan de jubilación.

Si decides liberarte de la hipoteca antes de tiempo, existen ciertas formas recomendadas:

  • Hacer pagos cada dos semanas. Quizás ésta sea la forma más sencilla de acortar la vida de tu hipoteca. Si cada dos semanas pagas la mitad de la cuota mensual, puedes reducir tu compromiso hipotecario por aproximadamente cuatro años. Es importante que observes que el pago se hace cada dos semanas, por lo que si un año tiene 52 semanas, deberás hacer 26 pagos (equivalentes a 13 cuotas mensuales). Este sistema te permite adelantar el cronograma de pagos y además disminuir los gastos por intereses puesto que los dos últimos pagos (25 y 26) serán aplicados a reducir el préstamo principal.
  • Aumentar los pagos mensuales. Tal vez sea el método más atractivo para quienes tienen cierta capacidad de ahorro. Si posees una holgura financiera que te permita pagar un extra por encima de la obligación contractual que adquiriste al comprar tu vivienda, no sólo pagarás menos intereses, sino que también reducirás el tiempo de vida de la hipoteca. Es cuestión de sacarle punta al lápiz y echar cuentas.
  • Hacer pagos anuales. Muy posiblemente, al finalizar cada año disfrutas de una buena situación económica porque recibes bonos, pagos por utilidades, compensaciones, salarios adicionales u otros ingresos extraordinarios; pues bien, con algo de disciplina financiera podrás destinar parte de ese excedente a amortizar el préstamo hipotecario. Al igual que en los casos anteriores, no solamente terminarás antes de pagar la hipoteca y podrás librarte de esa carga financiera, sino que además reducirás los gastos por intereses, lo que en resumidas cuentas es un ahorro. Otras personas prefieren apartar una porción del excedente mensual para destinarlo posteriormente a amortizar el préstamo mediante un pago anual; de esa forma se aseguran la flexibilidad en medio de la disciplina financiera y mantienen un fondo para cubrir imprevistos o cualquier emergencia que surja a lo largo del período.
  • Refinanciar la deuda hipotecaria y reinvertir. Si no te sientes atraído por alguna de las formas anteriores, todavía dispones de esta opción para reducir el tiempo de vida de tu hipoteca. Las actuales tasas de interés bajas son un incentivo para refinanciar la deuda, y si eres inteligente podrás permitirte además cancelar tu hipoteca antes de tiempo. Obviamente, tendrás que valorar el costo del refinanciamiento con tu Banco acreedor (porque refinanciar cuesta dinero) pero si el nuevo préstamo tiene condiciones ventajosas para ti, seguramente tendrás una mayor capacidad de ahorro, la cual a su vez podrás reinvertir y hacer pagos adelantados aplicados al préstamo principal.

En cualquier caso, el método que elijas para liberarte de la hipoteca antes de tiempo, solamente va a depender de lo que tenga sentido para ti. Debes elegir la opción con la que te sientas más cómodo según tu situación financiera y tus preferencias personales y familiares.